CONCEPTO ARQUITECTÓNICO

La propia concepción de la convocatoria del concurso pretende una sobreelevación del edificio que genere una nueva terminación que no sólo mantenga sino refuerce la calidad actual del conjunto. Con este objetivo, la propuesta responde a una serie de fundamentos básicos erigidos en principales cimientos de toda la idea.

En este sentido, la propuesta surge a partir de una primera idea fundamental, crear una cubierta para el edificio existente que conecte al conjunto con su entorno, para lo cual será necesario mantener las líneas simples de su predecesor, así como integrar su lenguaje dentro de un vecindario arquitectónicamente tradicional. Esto supone concebir la cubierta como un elemento bien diferenciado pero fácilmente reconocible por los ciudadanos, logrando una reinterpretación contemporánea de la cubierta tradicional de Lausanne, especialmente vinculada al entorno urbano inmediato.

A su vez, estos requisitos formales, deben verse tamizados por un requisito constructivo-funcional inevitable: actuar en un edificio existente y, además en uso, implica una planificación constructiva muy eficiente y respetuosa con el funcionamiento actual del edificio, evitando en lo posible interrupciones en su ritmo de trabajo cotidiano.

Una tercera componente fundamental en esta ecuación arquitectónica planteada por el concurso, es el obligado cumplimiento de las normativas urbanísticas de la ciudad, respetando unos criterios globales que nos permitan acometer el diseño planteado sin provocar agravio alguno, todo ello bajo el tamiz de un presupuesto económico muy estricto.

Definidas las condicionantes de partida, el diseño arquitectónico surge para buscar la mejor solución, aunando una estética atractiva, una funcionalidad sencilla y eficaz, así como un conjunto bien resuelto y optimizado económicamente.

PLUG AND PLAY

Con estos objetivos, se analiza la implantación concreta del edificio en cuestión, observando un elemento arquitectónico muy racional de cubierta plana, rodeado por edificios más tradicionales y dominados por cubiertas inclinadas repletas de las características ventanas abuhardilladas. Lo cual nos genera una inquietud: integrar volumétricamente el edificio en un entorno monumental, sin por ello renunciar a una estética muy racional y bien asentada en el imaginario ciudadano.

Una vez entendida la idiosincrasia del lugar, nos centramos en los límites legales de la intervención, detectando un arco capaz que nos señala el perímetro máximo en el cual introducir el grueso de la intervención, permitiendo exclusivamente la aparición de las mencionadas ventanas de buhardilla sobre la vertical de fachada, como elementos singulares que se diferencian del plano principal de fachada.

Así, la propuesta responde a este requisito exhaustivo definiendo una cubierta a dos aguas que se eleva sobre la cubierta plana existente como terminación tradicional de un basamento más racional. Sin embargo, lejos de recurrir a una solución constructiva estándar que despojara a su edificio original de una identidad muy marcada, se recurre a una abstracción contemporánea del modelo, definiendo una cubierta discontinua en la cual se intercalan dos piezas muy similares pero invertidas, generando así una terminación en diente de sierra que nos permita, por un lado aprovechar al máximo la entrada de luz natural; así como, por otro lado, mantener la estética del entorno de planos inclinados dominados por elementos de buhardilla que sobresalen de dicho plano para asomarse hacia la ciudad.

Para fomentar aún más la estrecha pero respetuosa relación existente entre la nueva intervención y el edificio existente, se genera una fisura horizontal a lo largo de todo el conjunto de terminación, marcando un sutil detalle de ingravidez que no sólo permita la entrada de luz natural sino que actúe como medio de prolongación visual de los usuarios, en constante relación con su entorno, así como la ventilación cruzada en todo el ámbito de trabajo.

Con esta solución se responde a los requisitos estéticos del conjunto y se establece un sistema constructivo muy fácil de resolver, siendo capaz incluso de realizarse en cota de calle, para posteriormente ser elevado a cubierta una vez ensamblado. La modulación, además, responde a la estructura inferior, manteniendo así el ritmo de fachada y optimizando al máximo la implantación estructural de la cubierta.

Por tanto, obtenemos una cubierta inclinada quebrada, cuya cumbrera discontinua se adapta volumétricamente al arco capaz permitido, con una marcada asimetría que provoca la intersección entre planos ubicada sobre la vertical de la línea intermedia de pilares del edificio existente. Esta asimetría se traslada a fachada, con una marcada diferencia de altura en los tramos verticales, siendo más reducida en la cara este, mientras en la cara oeste se eleva más para responder a una lógica proporcional derivada de una mayor altura del edificio en su alzado oeste, dado el descenso de la topografía.

De este modo logramos una propuesta basada en dos módulos muy similares pero invertidos, que se ejecutan con sencillez y se implementan al edificio para que puedan ser utilizados desde el primer momento.