El edificio proyectado surge a partir de una idea fundamental, la compacidad del conjunto, buscando una propuesta muy optimizada y bien resuelta.

El colegio se conforma mediante dos piezas solapadas en ángulo recto, articuladas a través del hall principal como rótula del proyecto. De este modo, el acceso se realiza por el vértice de la intervención, en el encuentro entre los dos viales principales del entorno urbano. Así se genera un distribuidor desde el cual entender fácilmente el organigrama del centro, distinguiendo entre el módulo este‐oeste en el que se aglutina el núcleo docente, mientras el módulo norte‐ sur acoge los usos complementarios.

En dicho Hall encontramos la conserjería, la secretaría y despachos de dirección, biblioteca, núcleo de accesos y en el espacio intersticial entre ambos módulos se potencia la diagonal con la conexión hacia el patio de juegos, ampliando así las visuales del distribuidor. Este diseño responde a un criterio fundamental, simplificar los recorridos y lograr un esquema funcional reconocible por todos. Sin embargo, es importante mantener la jerarquía de usos y la privacidad de determinados espacios, tales como los aseos o los despachos de dirección, tamizados por la secretaría.

En el módulo A, destinado a aulas, laboratorios y despachos, se ha empleado un sistema funcional basado en un pasillo central de acceso a los diferentes usos y aulas desde el cual se organizan el resto de actividades requeridas. Para garantizar la privacidad de los despachos de profesores, se genera un pasillo en la fachada norte del edificio en conexión directa con el vial y los espacios verdes del perímetro del recinto. A ambos extremos del pasillo principal se encuentran los núcleos de comunicación desde los cuales se accede al nivel superior. En planta primera se han instalado los laboratorios, talleres y aulas complementarias, recurriendo a una orientación este‐oeste, que nos permita un soleamiento norte‐sur controlado y beneficioso para el uso de los espacios, así como el aprovechamiento de las vistas hacia el olivar y los patios exteriores.

El módulo B, por su parte, recoge los usos más lúdicos y deportivos, incluyendo la cafetería, el gimnasio, los vestuarios y almacenes; todo ello presidido por la biblioteca y vinculado a los patios a través de la galería de acceso. De este modo, tanto los almacenes como los vestuarios responden a un uso compartido entre la edificación y los espacios exteriores de esparcimiento y uso deportivo. Como complemento a la biblioteca y la cafetería se genera un espacio abierto de esparcimiento vinculado con el patio exterior y el patio interior de servicio, permitiendo un espacio de estancia exterior bien iluminado, como desahogo y valor añadido del uso docente.

Al final de este módulo se deja prevista la posible zona de expansión solicitada en las bases del concurso, con idea de cerrar la línea de edificación en relación con el bulevar anexo y respetar al máximo el vial oeste, de menor entidad. Para permitir la transición a lo largo de todo el perímetro del recinto se genera un sendero acompañado por las zonas verdes, dispuestas para suavizar el contacto visual con los viales anexos, así como garantizar la privacidad de los despachos de profesores. En definitiva, este camino recoge a los usuarios desde la zona de aparcamientos y los reconduce a lo largo de todo el conjunto.

Por tanto, se genera un nuevo hito urbano mediante el diseño de una terminación coherente del núcleo urbano al que sirve, ofreciendo una fachada representativa y sencilla, fácil de asimilar por los vecinos y destinada a introducirse de lleno en el imaginario ciudadano.